corrección de textos

El oficio del corrector de textos

Muchos correctores tenemos el terrible mal de ver primero el error que las cosas positivas, pero este defecto se convierte en una ventaja a la hora de leer y revisar un texto, y considerar si está o no bien escrito, cosa que también podemos identificar.

Se habla mucho de corrección de estilo, concepto bastante cuestionado por los mismos amantes de las letras, pues el estilo es único y tal vez se pueda mejorar, pero no tanto “corregir” porque si se cambia, se convierte entonces en otro estilo que dista del propio del autor. Por todo ello, muchos nos inclinamos por referirnos a la corrección de textos —en lugar de corrección de estilo— como el oficio de intervención textual que se ha venido profesionalizando con los años.

Entre los personajes más notables que desempeñaron esta labor se destacan Erasmo de Róterdam (patrón de los correctores, en cuya fecha de nacimiento se conmemora el Día Internacional del Corrector: 27 de octubre), Giordano Bruno y el mismo Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.

El deber de un corrector es señalar los errores, proponer mejoras y sugerir respetuosamente todo tipo de modificaciones encaminadas a que el mensaje escrito sea claro, coherente, sólido, bien estructurado y revele un dominio del idioma y de sus reglas.

 

 

 

 

 

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